Pegame y Decime Sheena

"El mundo está desquiciado, vaya faena haber nacido yo para tener que arreglarlo" William Shakespeare - Hamlet

jueves, 9 de agosto de 2007

El principio del fin




Siempre quise hacer esto, pero la verdad, jamás me animé hasta ahora. Digo, tener que escribir seguido está bueno, es más, lo hago, pero de ahí a que este abierto a todo público es algo muuy diferente, pero estoy cansada de andar por la vida preguntandome cosas y no compartirlas. NO ME PREGUNTO MÁS.


También me da un poco de miedo toda esta tecnología... blogs, msjitos, mails, msn... muchas veces me pregunto si no mutilan de a poco la comunicación cara a cara... Por ahora creo que nos queda a nosotros decidir eso, es una cuestión nuestra mantener las relaciones cara a cara. Por ahora me tomo este espacio para decir cosas, por ahí me mando un moco terrible, pero vale la pena intentar. Otra razón por la cual hago esto es para animarme a publicar cosas que escribo, dicen que uno supera sus fobias enfrentandose a ellas... y bueh... se hará lo que se pueda. Vamos a empezar con algo que ya está en mi blog de msn y que disfruto mucho. Acá va:






El recuerdo es la sensación más clara de la finitud. Algunos dirán que es la muerte, pero ésta es tan sólo un momento fugaz, el acto mismo de finitud, en tanto el recuerdo es la sensación misma de finitud, de aquello que no está más.
Este recuerdo puede ser malo o bueno, si es bueno y queremos recrear ese estadío en el cual recordamos haber sido felices o haber estado en presencia de la buena vida, del areté griego, en ese caso tenemos nostalgia.
En griego nostos significa regreso y algos sufrimiento, por tanto la nostalgia es el sufrimiento causado por el impedimento de regresar a aquel momento que pensamos que éramos felices. La nostalgia adviene así en este deseo de que la finitud llegue, tautológicamente, a su fin, una sensación de que en el presente nos encontramos vacíos, incompletos porque aquello que nos generaba la buena vida hoy es una ausencia: “seríamos tan felices si pudiéramos volver atrás, a aquel momento…”.
Es así como aquella fragilidad, que nuestra identidad posee cuando planteamos un hipotético futuro, se plasma también en el presente: “nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos” dice Neruda, mostrando como el recuerdo se convierte en añoranza de aquella identidad que no podemos mantener, porque nosotros no somos los mismos ni podemos serlo.
Heráclito de Éfeso sabiamente notó esta naturaleza contingente e impredecible del hombre diciendo “Todo deviene, todo transcurre, no penetramos dos veces en el mismo río, porque entre una y otra vez ha cambiado el río y nosotros también”.
La finitud y la contingencia atraviesan nuestra vida en toda su extensión: en el presente no podemos ser aquello que fuimos porque, como señala Heráclito, todo deviene; en el pasado encontramos nuestra identidad desidentificada en el presente (desidentificación que nos produce dolor) y la inevitable fragilidad que nos produce esta noción de que nuestra identidad es frágil, efímera, y que en un futuro no podemos asegurar mantenerla (aunque sí, como señala Arendt y posteriormente Ricoeur, podemos prometer que nuestra identidad se mantendrá).
Los griegos comprendían claramente que nuestra identidad es frágil; por esto la plasmaban en la acción llevada a cabo en la polis, donde actuaban sólo en la pluralidad que implica este mostrarnos, una identidad que tiene lugar en el nosotros con el simple fin de ser libres buscando ese nosotros, preguntándonos ¿Quién eres tú?.
Y respondiendo en este aparecer, soy libre y soy igual. Nuestra identidad sólo tiene lugar para ellos en el espacio de la polis, el espacio político por excelencia, donde nuestra areté toma forma en toda su plenitud.
Pero este espacio es, como nuestra identidad, frágil y poco perdurable en el tiempo, sobre la base de esto, debemos darle un marco en el cual pueda mantenerse. Con este objeto crearon la polis, sería un espacio donde la acción no sólo se mantiene, sino que perdura: Sólo puede darse acción si hay condiciones para su perdurabilidad en el tiempo, y sólo puede darse la perdurabilidad en el tiempo si existe la condición previa a toda acción, la pluralidad.
Arendt siente nostalgia por la Grecia antigua y su espacio político, y miedo por la desaparición de la pluralidad en la sociedad de masas degenere en el aislamiento del hombre, y por tanto de su capacidad de acción.
Si hemos de aceptar la concepción arendtiana de la acción debemos comprender que no penetramos dos veces el mismo río y que hoy es impensable una recuperación de la política a lo griego. Sin embargo, sí podemos preguntarnos ¿Quién eres tú? ¿Quién soy yo? Y la respuesta sólo se nos presentará en relación al OTRO, sólo seremos libres en tanto podamos iniciar, comenzar, romper la cadena causal, pero siempre buscando la respuesta a esas preguntas en un nosotros.
Es hermoso pensar la teoría de Arendt como rescatable para nuestra paralizante sociedad de masas a partir de un poder capaz de romper la cadena causal a partir del entre, poder conformar una praxis que se torne comienzo y espontaneidad a partir de un nosotros que responde al quién. Siempre se puede dar un nuevo comienzo, siempre hay posibilidad de milagro, nuestra tarea, en tanto hijos de nuestro tiempo, es buscarnos para romper el estado de cosas existentes.
Retornando al inicio de esta reflexión, la idea y la sensación de la finitud puede tornarse desesperante desde el momento que nos des-identificamos de aquello que éramos y nos queda esta sensación de vacío y ausencia. Pero, como señalo Borges “descubrir, al fin, que esto no puede ser todo”, nos queda una salida para combatir nuestra futilidad, la acción como límite a nuestra finitud.

Max

4 comentarios:

Blogger Juli ha dicho...

Rara manera de pensar la del ser humano , que muchas veces solo identifica su felicidad en ausencia de ella. Es supongo un hecho relacionado con nuestro pensamiento de dual , bastante habitual tambien por cierto , hecho que nos lleva a vernos y ver al otro limitado a dos opciones posibles . Creo q una vez que logramos salir de ahi es cuando logramos ser felices en el presente y dejar de añorar lo que no esta , al poder ver el resto de las cosas q si estan.
Amis , besote enorme , te quiero mucho , un honor ser la primera!

12 de agosto de 2007, 20:47  
Blogger Pegame y decime Sheena ha dicho...

Nenis mi concepto de plenitud (antes que felicidad) no es el de una felicidad individual... ese es un concepto enteramente moderno, liberal, y no es la connotación que quiero darle... pienso más bien en un sentido de plenitud a lo griego, donde la felicidad tendría lugar sólo si se piensa en lo societal, en la relación con los otros, en la polis... es más, los griegos pensaban que el ámbito de la vida privada era un ámbito precisamente de privaciones, donde uno no podía ser pleno porque nada los distinguía del animal... Aquello que nos hacía hombres como tal es esa capacidad que tiene el hombre de poder ser en el aparecer, es decir, de poder ser libres entre iguales, en la polis. Por supuesto los iguales eran aquellos que tenían todas sus necesidades satisfechas en el ámbito de lo privado, si no tenías propiedad, ¿cómo vas a poder participar de la polis? el esclavo no es hombre, es animal, porque sólo le importa satisfacer sus necesidades físicas, pertenecientes al ámbito de lo privado. Nadie que este avocado a sus necesidades mundanas puede realmente ser libre. Más allá del elitismo del concepto, se puede aprender bastante... Hoy pareciera que nuestra felicidad es enteramente mundana... ¿no hay mucho más allá? ¿No es hora de generar acción perdurable?
Un regalito, excelente texto de Hannitah.
http://www.creatividadfeminista.org/articulos/2004/gen04_hannarendt.htm
También se recomienda "¿Qué es la política?" pero no puedo encontrar el link... cualquier cosa pedimeló.

Max

13 de agosto de 2007, 6:44  
Blogger Pegame y decime Sheena ha dicho...

Fe de erratas: http://www.creatividadfeminista.org/articulos/2004/gen04_hannarendt.htm

13 de agosto de 2007, 20:27  
Blogger Pegame y decime Sheena ha dicho...

FUCK!!! no lo copia... bueno, es "qué es la libertad" de Hannitah Arendt...

Consultar a su politologo más cercano. (o proyecto de, en el mejor de los casos)

13 de agosto de 2007, 20:29  

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