Qué nos pasa a los argentinos?

El público reclama (¿cri?), por fin escribo algo para ustedes. Les cuento igual que nuevamente me ha regresado la alegría de vivir, he vuelto a ser yo, con pavadas y chistes incluidos. Esto es algo que tenía en la mente hace un tiempo pero no lo podía articular muy bien, y terminó quedando algo tan amorfo como Alberto Fernández, con un excelente chiste de Liniers.
Antes les recomiendo un blog amigo que estamos publicitando: burbujascondetergente.blogspot.com
El pibe este escribe cosas muy copadas, más copadas que las cosas que "escribo" yo, por tanto, no sé que caraho hacen leyéndome, vayan al blog que les pasé y lean un blog posta.
Mientras tanto,les dejo algo para los tiempos que se vienen.

¿Qué nos pasa a los argentinos? ¿Estamos todos locos? Yo por lo pronto he decidido renunciar al tomate. 16 pesos el kilo de tomate????? Si hacemos cálculos digamos que un tomate nos sale algo así como 4 pesos, cuando hace dos años el kilo de tomate estaba a 2,50, ya si salía 3.50 era una barbaridad y no lo comprábamos. Y después viene el excelentísimo seños Alberto Fernández (ojo, no confundir con Aníbal, Alberto es el jefe de gabinete, Aníbal es el ministro de interior) a decirnos que en Argentina no hay inflación, que sólo ha aumentado la papa, y es un complot maligno por parte de los empresarios de la papa. Yo digo ¿El señor Fernández en qué planeta vive? Porque en éste, a lo que va de mi vida, me ha aumentado hasta el aire que respiro, Verduras (el zapallito está 14 el kilo, el zapallo calabaza 10 el kilo, la papa 4 o 5 el kilo, la zanahoria 2,70 el kilo), como dice mi vieja, ir a la verdulería termina siendo lo mismo que comprar carne para un asado. La leche está incomprable, casi dos pesos el sachet, el alquiler me aumentó el 100%, no hay más puré chef (gran salvador de los estudiantes) no consigo tomate en el súper, no hay prácticamente marcas de segunda línea, y la ropa que suelo comprarme está tan cara que me da dolor gastar tanto… y no es que sea codito, es que esto es innegable, hay inflación, y lo peor es que a quienes más afecta es a quienes están por debajo de la línea de pobreza (Hoy se estima que la población indigente alcanza la cifra de 3.390.443 personas). Medicamentos también aumentaron (eso es terrible). Creo que en lo único en que no noté un aumento fue en los libros, pero esperen a que la situación se ponga más áspera (es decir, que pasen las elecciones). Como para graficar un poco más, les cuento que un diario sacó las siguientes cifras: “Encabezados por tomate perita, banana, cebolla, yerba mate, sal fina, naranja y queso port salut, los precios de la canasta básica elaborada por Consumidores Libres aumentaron en promedio un 4,33 por ciento en septiembre respecto de agosto pasado, acumulando un incremento de 21,6 por ciento en los primeros nueve meses del año. Entre los productos que más subieron durante septiembre se encuentran el tomate perita, con un alza de 74,42 por ciento; la banana, 16,21 por ciento; la cebolla, 10,07 por ciento; la yerba mate, 9,7 por ciento; la sal fina, 9,21 por ciento; la naranja 8,75 por ciento, y el queso port salut, 8,18 por ciento. Pero también subieron el pan, 7,89 por ciento; el jabón de tocador, 7,68 por ciento; las tapas de empanadas, 7,3 por ciento; la leche entera, 6,72 por ciento; el arroz fino, 5,28 por ciento; el té en saquitos, 5,1 por ciento; el pollo, 4,78 por ciento; los huevos de color, 4,67 por ciento, y la mermelada, 4,09 por ciento.”
Ahora bien, el Jefe de Gabinete de nuestra Nación nos dice que no existe inflación en nuestro país porque la inflación implica una suba de precios generalizada. ¿Esto no es una suba de precios generalizada? Me revienta que una figura constitucionalmente amorfa como es el Jefe de Gabinete salga a decir semejante patraña. Les cuento algo. Como sabrán estoy haciendo, para mi formación de Licenciada en aquella Ciencia llamada Política, una materia que versa acerca de los Sistemas Políticos Comparados. Allí, analizando los regímenes Presidencialistas y Semi-Presidencialistas, nos contaron que, acá, durante la reforma realizada a nuestra Constitución en el año 1994, se intentó pasar de nuestro sistema Presidencialista (es decir un Ejecutivo y un Legislativo divididos en teoría, pero en un nivel operacional un Presidente muy fuerte u omnipotente y un Legislativo débil) a uno que se asemejara a los Semi-Presidencialista (donde el poder del presidente es en cierta manera contrarrestado por un Primer Ministro elegido por el Parlamento, es decir, el Poder Ejecutivo se visualiza como un águila de dos cabezas, donde el equilibrio se logra por el peso que tienen ambas. En Francia funciona este sistema, no sin un par de problemas como por ejemplo, cuando Presidente y Primer Ministro pertenecen a partidos opuestos.) Para lograr esto, se crea la figura del Jefe de Gabinete, el cual debía ser elegido por las cámaras que corresponden al Poder Legislativo. Sin embargo, y para no perder la institución clientelar en éste país, la Constitución, ideada por unos intelectuales de primera en 1989, sale a la luz en 1994 con graves modificaciones, producto de acuerdos y tranzas que lo único que lograron es una constitución que en lugar de aminorar las prerrogativas del Presidente, las exacerba, es cuestión de leer un poco nuestra bien elaborada Constitución Nacional para darse cuenta. El Jefe de Gabinete termina siendo un títere de nuestro Presidente, y una figura, en términos de sistemas políticos, amorfa. Esto no pretende ser un estudio politológico ni la base de ningún trabajo académico, es una simplificación de una realidad más compleja, la cual llevaría mucho laburo analizar, y algún día, título en mano, lo haré. Por ahora me sirve como base para decir: Alberto Fernández, sos una figura Amorfa! Sabelo! Así que no me vengas con ninguna boludez del tipo no hay inflación porque las prácticas clientelares que dieron nacimiento a nuestra constitución te deslegitiman, chabón!
Ni hablar de que la mayoría de los números salen de una institución intervenida, que ha perdido todo tipo de legitimidad y credibilidad. Mi hermano, flamante estudiante de la carrera de Ciencias Económicas de la UBA me contó que uno de sus profesores trabaja en el INDEC, y debe hacerlo custodiado… y se me viene instantáneamente a la cabeza la frase de Bersuit: Si esto no es una dictadura, Qué es? Qué es?. Porque me hace dar cuenta que la existencia de elecciones periódicas, limpias e inclusivas no nos garantiza que funcionemos en un régimen democrático, deben existir otras garantías, como por ejemplo libertades civiles. Dahl nos habla de 7 atributos desde los cuales podemos categorizar a un régimen como poliárquico.
1. Autoridades públicas electas.
2. Elecciones libres.
3. Sufragio universal.
4. Derecho a competir por los cargos públicos.
5. Libertad de expresión.
6. Información alternativa.
7. Libertad de asociación.
Si miramos con atención, nos estamos perdiendo algunos de aquellos correspondientes a las libertades civiles. Medios censurados, instituciones intervenidas, clientelismo político a la hora de competir por cargos públicos… Acá tenemos un grave problema. Ni hablar de la trasgresión a la división de poderes que nos encontramos: La reforma al Consejo de la Magistratura, que lo único que logró fue prestar poder de veto sobre la designación y remoción de magistrados al gobierno de turno, subsumiendo el poder judicial al poder ejecutivo (tan simple como: ese Juez está en la oposición, ese Juez se fue y pongo al que a mí me sirve), ni hablar de la falta de accountability horizontal hacia el gobierno, y un constante intento de reducir esta necesaria institución al mínimo. No hay control que frene el poder desmedido del Ejecutivo. ¿Es hora de una reforma a la Constitución del 94? Quizá diga una bestialidad, pero me parece que sí. ¿Es hora de un recambio en el poder? Definitivamente sí. ¿Es hora de que las prácticas políticas se den de otra manera en éste país? Definitivamente sí. A lo largo del Siglo XX no funcionó en este país otra cosa que un líder con el poder necesario como para consolidarse como un significante vacío, que logra captar una polisemia de intereses en su interior. Y nuevamente un otro exterior a nosotros que termina siendo la diferencia que nos constituye como significante vacío. ¿Será un régimen semi-presidencialista la respuesta a nuestros problemas? Quizá sí, pero sólo si está acompañado por buenas prácticas, y una accountability que funcione de hecho y no en teoría, como lo hace en nuestro país. Es hora de dejar de socavar nuestras instituciones para mantenerse en el poder, es hora de hacer las cosas bien. Es hora de votar… es hora de ejercer de manera correcta la única institución que permanece democrática en el país, es hora de ejercer la única institución que nos mantiene como ciudadanos de una “República” que lo único que mantiene como tal es su nombre. Después, les recuerdo, que quienes tienen pleno derecho a la ciudadanía son una restringida élite a quienes nosotros les prestamos tal potestad. Por tanto, miremos bien a quién vamos a votar, porque después, ellos son los únicos que van a tener plena ciudadanía en términos políticos. Porque yo escriba esto no va a cambiar los resultados de las elecciones, hasta ya me animo a decir “God, please please, dont save the queen!!!”, pero si sirve para replantear un poco algo en sus cabezas, ya hice más que suficiente.