Ayúdeme

Conversación domingo 4 AM

- Ayúdeme, no puedo seguir así, la verdad puede ser demasiado cruda para mi gusto
- Descubrir, al fin, que esto lo es todo.
- No era lo contrario?
- En este caso, se aplica lo contrario a la perfección. La excepción que confirma la regla.
- Tenía que ser yo?
- Lleva la excepción en usted misma.
- Lo sé, lo sé… pero era más simple la no verdad, me gustaba más
- Por lo demás, tendrá que hacerse cargo de usted misma.
- No me va a poder ayudar?
- Yo le doy el Rey de tréboles, y usted lo utiliza del modo que quiere.
- Esa es toda la ayuda que obtengo? Cómo hago para seguir con este mambo cerebral si usted maestro no me ayuda? Yo siempre lo visito, usted vive a la vuelta de mi casa, y siempre lo saludo, me fumo un cigarrillo en la puerta de su casa, y su espíritu me hace compañía…
- Usted tiene un nombre épico, lo sabe?
- No me cambie de tema maestro…
- Máxima… nombre romano… significa la grande… hágale honor a su nombre
- Es una carga muy pesada, no puedo ni conmigo misma.
- Eso es lo que usted cree
- Pero todo en lo que creía parece que se desmorona…
- Pero siempre queda usted
- Pero lo que quiero se va cayendo, me traicionan, me mienten, me ocultan, se reflejan en un espejo roto, y yo no puedo vivir sin ellos, y no puedo confiar en algo que no soy, todos reflejan una imagen de mí que no existe, es una fantasía que les queda cómoda… a todos menos a mí…
- No hay nada que decir
- Me decepcionó, básicamente. Y duele, lastima, me libera y me ata, y yo le guardo tanto cariño que no puedo ni respirar… Borges, ayúdeme…