Pegame y Decime Sheena

"El mundo está desquiciado, vaya faena haber nacido yo para tener que arreglarlo" William Shakespeare - Hamlet

martes, 16 de octubre de 2007

Sueño...

Leí algo acerca de un delirio onírico y pensé inmediatamente que yo no tengo mensajes en mis sueños, suelen ser bastantes boludos. En esto me dormí involuntariamente una siesta de media hora muy profundamente. Soñé algo muy extraño… no suelo recordar muy bien lo que sueño, son como retazos de piezas sin sentido. Éste no lo recuerdo muy bien, pero tenía mucho sentido.
Soñé que estaba en un pasillo viejo, un lugar inhóspito, con las paredes de un tono rosa viejo, con humedad, y las puertas eran de chapa blanca oxidadas. Tenía que entrar a mi casa de Buenos Aires pero cada vez que entraba, situaciones diferentes y turbulentas se abrían frente a mí. No recuerdo bien, pero dos se me marcaron a fuego. En una ocasión había un hombre absolutamente frenético (sí, Nietzsche ahora también invade mis sueños) que iba rompiendo los vidrios de mi casa y había mucha gente en mi casa huyendo. Yo me escondía detrás de una columna y los vidrios alrededor de ella se iban rompiendo, hasta que podía salir de mi casa, y volvía al pasillo otra vez. Pero esta vez en el pasillo había una chica, despeinada, con un vestido del color de la pared, pero un vestido viejo y antiguo. Ella se reía, y yo podía ver que me quería lastimar, entonces comenzaba a escapar por el pasillo que tomaba forma de una escalera infinita hacia arriba y abajo. Me metía en otra puerta y pasaba algo extraño. Aparentemente había conocido un pibe increíble, con el cual, según parece, había pasado algo, pero él había desaparecido luego de eso, no sabía nada de su vida. Según yo sabía en el sueño, me había olvidado un cepillo en la casa, y lo necesitaba, tenía que ir a buscarlo. Llamaba a la casa pero nadie atendía, iba a la casa, y veía a toda la policía, quienes sabían de mi relación con este desconocido, el cual ahora estaba prófugo. Descubría allí, que el chico había escapado hacia el sur, una vez más, alguien que se va. Lo extraño es que ese chico era una mezcla de tres historias importantes que tuve (Alguien que se va lejos, alguien que desaparece dejando demasiado, un cepillo que se mudó de hogar) y que quedaron en el tintero, donde hay cosas sin decir y cosas sin dar. Pero, paradójicamente, este chico era muy diferente a los tres, inclusive muy diferente a todos los chicos con los que he estado. Esa realidad no era la que yo quería, volví a abrir la puerta y me encontré en el pasillo de las escaleras infinitas. Y la solución estaba muy clara. Tenía que caer al vacío. Tenía que dejarme caer, por una vez en mi vida, no tengo que querer controlar y saber todo. Sólo así voy a poder llegar a mi casa. A mí misma. Y eso hice, caí, mientras había una soga de la que me sostenía que decidí soltar. Fue claro. Nena, dejate caer, que alguien en el fondo te va a sostener.
Lo más extraño fue que este finde me fui a mi ciudad, y me tenía que enfrentar a tres cosas que me estaban comiendo el cerebro hace un tiempo. Enfrente las tres, y creo que me fue bien, eso es reconfortante. Para llegar a mí misma, tengo que enfrentarme con mis trabas y temores.

2 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

terminaste de rendir parciales?

17 de octubre de 2007, 5:45  
Blogger Pegame y decime Sheena ha dicho...

jajaja sí, eso es un tema ya solucionado, por suerte. Éstas eran cuestiones un tanto más personales y, por tanto, bastante más perturbadoras. Cuando estoy con exámenes sueño cosas como que Maquiavelo me persigue, o que me saco notas como menos 3... pero esos sueños no son significativos... Son sueños del stress!!!!

17 de octubre de 2007, 10:05  

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